Morena da pena

Siempre he pensado que la creación del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) fue un error estratégico de AMLO. Lo he dicho desde que fue concebido como movimiento social, antes de su formalización como partido político. A mi ver, AMLO abandonó su condición de líder máximo de la oposición de izquierda, -desatando los demonios que hoy la tienen dispersa-  y prefirió disminuirse hacia una de sus partes, el rincón  más radical y discursivo, haciéndose ver a sí mismo como el único, puro y verdadero opositor de lo que ha calificado como "la mafia del poder".

Pero precisamente por lo mismo siempre lo supuse fiel a su posición radicalmente distante del PRI y sus gobiernos. Nunca antes pude imaginar a Morena prestándose, en una competencia electoral local, como instrumento manipulable en manos del gobierno priísta. Todavía me cuesta trabajo darlo por hecho, pero si grazna, camina y nada como pato…

El primer síntoma fue la llegada del Dr. José Luis Pech a la candidatura a la gubernatura. Por quién es, por las formas en que sucedió y por el momento.  Trastocó todas la expectativas que se perfilaban para proyectar a sus propios cuadros o para seguir incorporando liderazgos comprometidos y probados en la izquierda. Rayo en cielo sereno.

Luego, la progresiva marginación interna, hasta la franca exclusión, de los morenistas no 'controlables' pero que le dieron vida al nuevo partido en la localidad. Especialmente los provenientes de otras organizaciones como el PRD, a pesar de que varios de ellos acompañaron desde siempre en su aventura a AMLO. Estuvieron con él, fieles, en el PRD; salieron de ahí siguiéndolo; constituyeron a Morena porque se los pidió y luego fueron señalados por el dedo flamígero del señor y excluidos por "ex-perredistas". Y si reclaman sus derechos violentados (porque en Morena solo se pueden reclamar derechos de la puerta para afuera) son acusados por los enviados del gobierno de ser ¡agentes del gobierno! El mundo al revés. De locos. Simplemente de locos.

Y de remate, a Morena le ponen y quitan candidatos al placer del juego ajeno, con la súbita postulación de Mara Lezama y su no menos vertiginoso y repentino descarte. Subida y bajada que simplemente remarca el tinte de estar sujetos a decisiones funcionales a las necesidades del PRI gobierno.

Por eso, cuando el doctor Pech dice que el gobierno es el culpable de su situación… tiene razón.

Sin embargo todo esto no es necesariamente visible y comprensible para la parte gruesa del electorado que sigue viendo en AMLO y su machacón discurso contra "la mafia del poder" al faro orientador de la protesta y las causas justas. Doble juego, doble discurso, doble moral. Morena obtendrá, entonces, su piso electoral a pesar de sí mismo, porque en el imaginario electoral ocupa un espacio que el resto de los partidos ha abandonado. 

Si acaso para el jefe supremo de Morena el fin justifica los medios, será entonces que avala, a pesar de su propio decir, que todo se vale por alcanzar el poder. Pragmatismo puro como el de cualquiera. Como el de todos. Un juego de suma cero en el que la clase política, de la cual también forma parte, se recicla dentro de sí misma. 

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