Olla de grillos

La "grilla" está a todo lo que da, se dice con frecuencia en estos días de jaloneos por las candidaturas y cuando arrancan las campañas electorales . Según el Diccionario del Español Usual en México, se ha creado un intenso "ambiente de murmuración, chismes y calumnias, que se produce en círculos políticos, sindicales, empresariales, etc., debido a los intentos de varios de sus participantes por sacar ventajas personales y obstaculizar a sus rivales."


Ambiente enrarecido para el común de la gente -pero natural para el político profesional-, donde se genera el verbo activo "grillar" como sinónimo de hacer política, es decir, de tratar de obtener posiciones de poder público no solo en base a propuestas y acuerdos sino aderezados con la intriga. Una especie de guerra sorda, sucia y que puede ser cruenta, alejada de la cotidianidad del electorado que únicamente verá sus efectos a la hora de elegir (si quiere, pero solamente) de entre los candidatos que los partidos le presenten.


En nuestra aportación al léxico de la zoología política el "grillo" es el espécimen intrigante, chismoso y ventajoso pero, si lo vemos bien en base a la definición, el personaje en sí mismo no es, ni por mucho, una creación mexicana. El grillo existe en cualquier circunstancia donde haya disputas por relaciones de poder y grillar parece parte de la sustancia de las relaciones humanas. ¿O no se ve eso también en la serie norteamericana House of Cards?

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