PT, cierre de ciclo

En 1994, junto con el muro de Berlín también fue derribado -de acuerdo con la terminología de la izquierda internacional- el ciclo de la revolución mundial iniciado con la victoriosa revolución rusa de 1917. Ciclo universal que el historiador Heric Hobsbawm llamaría "el siglo corto". Y es que, en efecto, al siglo XX también sería conocido como 'el siglo de las guerras y las revoluciones'. El actual, el XXI, sigue cosechando las guerras regionales y fragmentadas pero se ha sacudido a las revoluciones.


Ese cierre de ciclo ha cancelado, a la vez, un tipo de planteo ideológico dominante en las izquierdas -y su discurso dogmático - muy característico de las organizaciones al estilo del Partido del Trabajo mexicano. Perdiendo su influencia global, poderosos partidos de esos tiempos pasaron a la marginalidad infinitesimal cuando no al olvido completo.

El PT ha sobrevivido en el espectro electoral nacional, con resabios adaptados de ese discurso, gracias a un pragmatismo político y electoral peculiar sin renunciar a sus formas y esquemas.


En el contexto internacional las olas expansivas de esa izquierda lograron a perdurar entre los pliegues de los últimos 17 años en América Latina, desde la llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela y el giro social de los gobiernos en otros países de la región, todo bajo el cobijo de la Revolución Cubana. Vertiente que también ahora se cierra con el cambio en las relaciones de Cuba con Norteamérica.


¿Cuál es, entonces, el nuevo sustento ideológico del PT? Parece que nuevo ninguno. Mantiene su disco rayado mientras que el sustrato social de los sectores académicos y los marginados más desprotegidos donde solía reproducirse  lo tiende a ocupar Morena con más éxito, dado el liderazgo carismático de AMLO que en esa vertiente no tiene competencia.


Por eso el PT va perdiendo adeptos y votos. De hecho, después de algunas señales  angustiosas de asfixia, vive hoy con respiración artificial. A nivel nacional fueron objeto de la generosidad del otros partidos que acomodaron propuestas y candidaturas  para que las elecciones extraordinarias de Aguscalientes dieran para completar el porcentaje necesario que les permitió mantener el registro legal.


En Quintana Roo también hubo generosidad pero de otro tipo: fueron levantados de la lona en la camilla oficial. La tendencia indica que esta situación no habrá de durar mucho tiempo ya que desaparece su funcionalidad y utilidad para la reproducción del sistema. La elección local en curso será claramente el parteaguas. Difíciles y definitorias decisiones le esperan a sus dirigentes a menos que estén dispuestos a soportar lo que sea para alcanzar la orilla del 2018 y volver a colgarse de la candidatura presidencial de AMLO (si es que este llega). 

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