El próximo gobierno y la sociedad

Ya se ira sacudiendo la paja de la palabrería propia de las campañas electorales y quienes alcancen la condición de gobernar o legislar tendrán que ir al grano. Se verán obligados a enfocar las prioridades, así como las condiciones reales para atenderlas. Serán entonces los grandes convencidos de que la política es el arte de lo posible. De sus promesas y proyectos habrá cosas imposibles de cumplir; no necesariamente por falta de voluntad, sino de recursos. La deuda pública en que está sumido el estado es algo más que un eslogan para la crítica. La racionalidad y el uso correcto de los recursos públicos se tendrá que imponer.

Por esencia y vocación regional la atención primordial se pondrá en el desarrollo turístico, pero va siendo hora de vitalizar complementos y otras acciones en la actividad económica ya que ese ramo ha dejado de ser el generador del pleno empleo. La tarea no será fácil ni de solución inmediata. Tampoco resultado de grupo de iluminados voluntariosos y menos de caudillos solitarios que todo lo pueden.

Si se emprende en serio va a requerir del concurso comprometido y colectivo de la ciudadanía; la sociedad organizada por sus causas, intereses y necesidades. No hay otra salida aunque suene repetitivo.


Por eso insisto a los candidatos con los que puedo hablar que si al final de su eventual período ayudaron a crear y fortalecer a las organizaciones ciudadanas que se involucren en la ejecución de las políticas públicas, en la vigilancia para su cumplimiento y en la rendición de cuentas, habrán hecho lo fundamental con un sentido de solución sólida a largo plazo.

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