Pejecanje
Tras puerta cerrada
en las oficinas del PRI nacional hay preocupación porque, a menos de dos
semanas de las elecciones, las cuentas no ajustan. Habiendo programado y
difundido ufanos que "cuando mucho" estarían perdiendo 3 de las 12
gubernaturas en juego, las tendencias dicen que podrían perder 6 o más,
incluido Quintana Roo. Eso está provocando que redefinan estrategias,
prioridades y la concentración de recursos económicos, materiales y humanos. A
los priistas locales y a sus aliados les han hecho saber de diferentes maneras
que el estado caribeño "no se puede perder; cueste lo que cueste".
Vino Gerardo
Fernandez Noroña (a quien no se puede acusar precisamente de
"derechista") y con una lógica opositora básica pero contundente dejó
en el aire la petición de que, tras una medición de las posibilidades de cada
quien, las oposiciones se pongan de acuerdo para asegurar el cambio, aunque
ello signifique apoyar a un candidato que también lo postula el PAN. Dadas las
circunstancias evidentes el mensaje es para que Morena deje de jugar el papel
dispersor y se una a la candidatura de Carlos Joaquín.
Unos días después
aparece en escena AMLO con un discurso diametralmente opuesto, su doctrinal de
que "todos los demás son lo mismo" poniendo el énfasis de sus ataques
precisamente sobre Carlos Joaquín quien aventaja las posibilidades de sacar al
PRI del gobierno. Son dos maneras muy distintas de entender la función
opositora en condiciones específicas de una elección, pero una de ellas se ve
muy interesada.
En las mismas
oficinas nacionales del PRI se dice que podrían perder Zacatecas a manos
justamente de Morena. Y ayer veo la columna nacional de Ciro Gómez Leyva
perfilando la posibilidad de que eso suceda ¡en Veracruz!
Es entonces que
candidaturas morenistas protopriistas, propaganda extrema, derroche de recursos
y discurso divisor toman sentido. ¿Cuáles son los canjes a los que le está
apostando Morena? El trabajo sucio suele
ser más denigrante que la guerra igual y, al final, no necesariamente paga.
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