Voto diferenciado
Me llama la atención
que a los candidatos les sorprenda el progresivo encuentro de los ciudadanos de
a pie con su realidad política. Alguno que anda en campaña me ha dicho:
"sorprende ver que ya hay personas con conciencia crítica. La gente te
pregunta más y te encara". La observación tiene sentido sobre todo cuando
lo que se espera es rechazo, silencio o que pidan el regalito y salen con la
novedad de exigir explicaciones, propuestas o compromisos. Es un proceso lento
y todavía aislado pero ya está ahí para quien quiera verlo. La expectativa es
que avance sin detenerse hasta romper al voto corporativo, obligado, y en
especial al nefasto voto comprado. Hay que intensificar la educación cívica y
la organización ciudadana para lograrlo.
Por lo pronto el
evidente efecto práctico que va a tener esa creciente conciencia crítica es el
sufragio cruzado, agrega mi interlocutor candidato. En este ocasión no habrá
voto "en cascada" en favor de un partido o coalición porque la gente
se va a inclinar en cada caso, en cada nivel de la elección, por el candidato
en particular que le de la gana. Simpatías o rechazos directos, incluidas
experiencias personales y compromisos puntuales, van a pesar en el ánimo de los
votantes.
Es un hecho
cuantificable, comparando los resultados de una elección a otra, que cada vez
son más los votos que se emiten de manera diferenciada de un cargo elegible a
otro. No nos extrañemos, entonces, que en el ámbito de una misma casilla,
sección electoral o distrito los números sean muy diferentes el próximo
domingo.
Sin embargo, también
es seguro que ese fenómeno será objeto de suspicacias e incluso de litigios
jurídicos entre contendientes. Costos inevitables de nuestras propias
complejidades.
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