La muerte del Carisma

No fue un asunto de hospital o por falta de medicinas. Tengo la sospecha, cercana a la convicción, de que se les murió a los doctores, Carisma. Nadie lo quiere decir así porque suena a negligencia, y aquí los delitos profesionales son poco menos que un cuento de cantina. Son tan inexistentes como el Necronomicón, Carisma. Las aseguradoras se aseguran de que no se sepa. El jefe responsable de la atención en esos momentos es el médico de cabecera de la familia. Ya no sé si es o era, porque hubo familiares muy cercanos a la víctima que se dieron cuenta. Pero nadie dice nada.
Pase por favor a la siguiente ventanilla.
Estamos de plácemes Carisma, me lo pidieron por favor sin apurarme a la mala.
¿Quiere decir que fue una muerte anticipada?
Esa es la cosa, Carisma, en estos asuntos no hay vuelta de regreso. Lo que el Patriarca podría hacer si estuviera ya no será y la vida de los demás sigue de frente. ¿Cómo saberlo? La fuga definitiva llega cuando llega por cualquier causa, en el momento que sea, y ¡zaz! fin de la historia.
¿Y lo que se quedó pendiente?
Ya no es pendiente.
¿Y lo que estaba haciendo?
Ya no será.
Pero lo puede hacer alguien más.
No exactamente. Esa es otra cosa porque es otra vida, Carisma. El corte es total.
Se puede tomar su ejemplo, partir desde donde lo dejó y seguir adelante.
La historia humana es progresiva, sin duda, pero lo que estaba en la cabeza y en la voluntad del Patriarca ya se fue.
La pintas muy complicada.
Lo complicado es que nos desentendamos de la irresponsabilidad médica. No me cambies el tema, Carisma, que estoy a punto de estallar.
¿En qué le puedo servir, señora?
Necesito cambiar estos yenes por rupias.
No creo que haya en estas fechas, pero mejor pase a la siguiente ventanilla y rápido que ocupa espacio para respirar. Tengo mucha gente por atender.
Ya extrañaba a mi pueblo Carisma.
Haces que la muerte me de miedo.
Mmm, inclúyela dentro de tus posibilidades de todos los días. Preocúpate mejor de los que te pueden matar. O más aún, Carisma, preocúpate de no haber hecho nada que valga la pena antes de marchar.
Si lo pones de esa manera.
Si lo vives de esa manera…

No hubo que esperar demasiado para que el desenlace le diera la razón a la lógica primaria. Una hora después, en la mesa central de la cocina económica, un tránsfuga hueso de pollo quedó atorado en medio de la garganta del incrédulo Carisma. Para cuando llegaron las asistencias -el barrio nunca ha merecido tanta celeridad- la oxigenación de aquella vida estaba totalmente cancelada.

¿Alguien sabe, acaso, cual fue la obra cumbre de Carisma? Pregunto, sin afanes de revancha, para saber que legarle a la posteridad.

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