Imagen no es identidad

Bienvenido el reglamento de imagen urbana para Cancún. Según declaraciones del director del Instituto de Planeación para Desarrollo Urbano de la ciudad (Inplan), Gerardo Aguilar, el documento tiene un avance del ochenta por ciento y habrá de estar listo para antes del cambio de administración en septiembre.

Incluye homologar la imagen del centro en cuanto a fachadas y a través de una paleta de colores adecuada para las zonas cálidas; cambios en las reglas de publicidad así como estrategias en aspectos de turismo y economía entre otras cosas. El objetivo es dotar a la ciudad de identidad y que el visitante encuentre atractivos adicionales al sol y playa.

Es una normatividad necesaria que esperemos refleje el sentir de los grupos y sectores sociales consultados para dar paso, efectivamente, al fortalecimiento de la progresiva identidad de una ciudad aún muy joven. Porque hay que reconocer que siendo un paso útil es apenas eso: un paso importante.

No podemos confundir imagen con identidad. La primera sirve para la segunda, pero no la sustituye. La identidad es algo más que el perfil arquitectónico y los colores que lo recubren. Se trata, además, de la gente. De las costumbres, actitudes, íconos, comidas, folclores, memorias, modos y modismos propios. De la cultura que progresivamente se va haciendo característica de la ciudad en sus diferentes rincones.

Identidades hay y están muy arraigadas en los diferentes grupos regionales que han migrado a la ciudad en busca de mejores oportunidades, algunos de los cuales se han asentado en puntos definidos de la misma, aunque a diferencia de otras experiencias en el mundo este no es un proceso rígido y segregacionista. La mezcla es más permeable y los vasos comunicantes se imbrican lo suficiente para que muchos gustos y tradiciones se combinen progresivamente, pero todavía no surge lo nuevo, lo auténticamente cancunense en todos sus componentes culturales.

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