Salinas el neopopulisto

Que Carlos Salinas se manifieste contra el populismo no es novedad, aunque lo haga en tono provocador e insinuante que motiva risas. Ha sido su cantaleta más repetida  A eso se ha dedicado desde que tiene voz pública privilegiada y, peor aún, desde que usurpó la silla donde se decide el destino de los mexicanos. La historia moderna de este país tiene un antes y un perverso después cuyo parteaguas lleva su nombre.

Se le decía "desarrollo estabilizador" y de otras floridas maneras, pero Populismo de Estado eran las políticas del PRI y sus gobiernos hasta que asaltaron el poder Salinas y sus secuaces: los neoliberales. El término "neoliberalismo" fue conocido y forma parte del lenguaje nacional desde entonces. En México es sinónimo de "salinismo". Su contenido tiene un macabro historial de privatizaciones, abusos, corrupción, fraudes, inseguridad, crimen organizado, concentrados de riqueza insultantes, miseria y hambruna desbordadas. Desde entonces y hasta ahora, ¿qué gobierno se salva? Capitalismo salvaje.

Por ello lo realmente destacable de sus declaraciones de ahora es que pontifique para que “dejemos de lado ese neoliberalismo que significa abusos del mercado y un individualismo egoísta y posesivo". Sólo porque André Bretón nos advirtió con antelación que somos la catedral del surrealismo me abstengo de reclamar: ¡indignante!

¿Qué no fue eso lo que dijimos miles de mexicanos desde entonces? Lo dijimos en voz y con el voto, aunque lo hayan escatimado. Muchas veces saliendo a la calle. Algunos más, como los indígenas de Chiapas, lo hicieron de manera menos amigable. Supimos entonces que podía llegar la marea de mayor desigualdad económica y social de la historia.

Muy listo el señor neoliberal que, mientras saqueaban el patrimonio nacional, trató de ser popular con medidas asistenciales tipo "Solidaridad" y embaucó a no pocos intelectuales ocultando las garras depredadoras tras el cuento conceptual del "Liberalismo Social". Muy listo el "desempleado" Salinas tomando distancia de su propio desastre una vez concluida la obra.

Pero si, es realmente indignante. Salinas no tiene ningún tipo de autoridad, mucho menos moral, para hablarle en tono burlón al país y hacerse el desentendido "porque ya no es su tiempo". Entonces, mejor que se calle.

Aunque pensándolo bien, tratándose del populismo, tal vez Salinas se está refiriendo en esta ocasión a otro populista transfronterizo y no al nacional que suponen las apariencias. ¿A Obama, será, que se reconoció como tal en las narices de Peña Nieto? O más probable ha de ser al populista de derechas, Donald Trump, quien ya amenazó con tirar al cesto de la basura la que Salinas considera su gran herencia histórica: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Salinas le teme a un demonio que lo supera.  Sonría y preocúpese Subcomandante Marcos-Galeano; el menos pensado puede terminar por hacer la tardía tarea.

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