Analfabetismo moral

Puerto Morelos tiene un héroe para poner en el calendario. Todo medio regional tuvo a bien distinguir que “por fin” apareció en la comarca un policía honesto; el que encontró una cartera perdida y la entregó al propietario con el contenido completo. Lo que debiera ser rutina anónima llevado al centro del estrellato. Muestra del deterioro moral en que nos encontramos y del cinismo con el que nos lo contamos.

Menos difusión mereció en la semana la denuncia de que miles de quintanarroenses se han visto favorecidos con certificaciones oficiales de escolaridad que no ameritan ni justifican, incluidos adultos analfabetas que no dejaron de serlo a pesar del papel que ostentan. Lo ha dicho el nuevo titular del Instituto Estatal para la Educación de Jóvenes y Adultos (IEEA), Rafael Quintanar y el dato casi pasó de noche. Agregó que una vez identificadas esas certificaciones habrán de ser canceladas. Eso debe ser lo menos.

Corrupción para llenar el bolso, simular en las estadísticas y obtener más presupuesto, en un ámbito tan fundamental y sensible como es la educación para un pueblo iletrado. Más que fraude, un verdadero crimen que debería ser un escándalo. Las víctimas no son únicamente los involucrados sino la sociedad toda. ¿Habrá culpables? Guardar silencio y dejarlo pasar nos dejaría como analfabetas morales.

Una y otra vez los medios y las redes nos untan en cara, como ejemplo internacional, que las sociedades más desarrolladas que han bajado los niveles de pobreza y estrechado la brecha de desigualdad se han basado en una certera y eficaz estrategia educativa y cultural, tanto para los niños como para todos los ciudadanos. El camino inverso de los que estamos reseñando.

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