El gasto social y las armas

Al revisar el resumen noticioso de cualquiera día uno se encuentra con una amplia gama de acontecimientos violentos en diferentes puntos del planeta. Independientemente del lugar, la causa o la intensidad del conflicto, el común denominador son las armas. Muchas armas. En todos lados hay armas. Tantas que hace unos días en nuestro país un legislador panista propuso que ya es hora de que cada uno de nosotros pueda tener una, en defensa propia, debajo de la almohada. Se habrán hecho la pregunta: ¿de dónde salen tantas armas y por qué es tan fácil conseguirlas?

El comercio internacional de armas es un negocio lucrativo en permanente auge. Amnistía Internacional asegura que el volumen promedio de ese comercio se evalúa en cien mil millones de dólares cada año. El 70% procede de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido. Entre los 10 primeros también están Alemania, España e Italia. ¡Exacto! Los mismos países que en la misma ONU, pero con otra careta, han establecido los llamados Objetivos del Desarrollo del Milenio para erradicar el hambre en el mundo, proteger a los refugiados y alcanzar la paz, mismos que ahora, cuando no se han podido cumplir, se llaman los Objetivos del Desarrollo Sostenible con miras al 2030.

En ese doble discurso entre sociedad y violencia se impone la segunda. La organización "Economistas por la Paz y la Seguridad" asegura que el gasto militar mundial de un año es suficiente para cubrir los Objetivos del Desarrollo durante 11 años. O, de otra manera, si se redujera cada año el 10% del gasto militar mundial, o el 20% del de los Estados Unidos, dichos objetivos quedarían totalmente cubiertos. No hay punto de comparación.

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