Encuestas: ejercito sí, policía no.

La Encuesta de Confianza en Instituciones levantada a nivel nacional por Consulta Mitofsky para 2016 rankea a las universidades, la iglesia y el ejército como las tres instituciones más confiables para los mexicanos, manteniendo la tendencia que se ha observado en los últimos años. En el otro extremo, con un marcado índice reprobatorio, los más alejados de la confianza ciudadana son los partidos políticos, los sindicatos, los diputados y la policía.


Este es uno de los argumentos utilizados por el General Salvador Cienfuegos, Secretario de la Defensa Nacional, para hacer su defensa de la necesidad de normativizar las actividades de la tropa en las acciones cotidianas de seguridad pública frente a la delincuencia que las policías locales y estatales no contienen. En sus primeras explicaciones públicas sobre esas actividades (hacia 2015) afirmaba que las realizaban en obediencia a las indicaciones de su autoridad máxima, el Presidente de la República. Más recientemente su argumento ha virado para asumir que están atendiendo la solicitud reiterada de la sociedad.

En efecto, más allá del anecdotario referido por el general secretario, según lo cual la gente le pide al ejército que se mantenga o asista a las comunidades, las encuestas (también de Mitofsky y otras más) lo confirman. Entre el 86 y el 90 % de las personas consultadas se manifiestan porque el ejército y la marina se mantengan en las calles combatiendo al crimen organizado, mientras que, cuando mucho, un 10% estima que deben regresar a sus cuarteles.

A pesar de ello, la regularización legal de esta circunstancia parece estar aún distante dado el diferente enfoque que mantienen en el Congreso las fuerzas políticas entre si y de ellas con los mandos castrenses. La medida se ha estado esperando desde hace varios años.

La mala noticia en este contexto de mediciones indica en las mismas encuestas que la ciudadanía no espera mientras unas instituciones contaminan a las otras: la población ha venido perdiendo la confianza en el conjunto de todas las instituciones del Estado hasta caer, también, en grado reprobatorio. Se está perdiendo el bosque por andar a tropiezos entre los árboles.

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