La agenda posible
Para todo gobierno electo
democráticamente y dispuesto a cumplir con su responsabilidad la certeza más
complicada es tener que reconocer la imposibilidad de realizar un ejercicio de
gobierno que deje totalmente satisfechos a toda la comunidad e, incluso, a
todos los que lo apoyaron, lo pusieron ahí y, como en este caso, anhelaban el
cambio.
La clave para superar con
resultados aceptables esta circunstancia es encontrar, precisar y convenir los
temas centrales de una agenda común que
todos puedan compartir. Es la guía para dar contenido cierto y rumbo
compartido al cambio. Los demás objetivos habrán de priorizarse, gestionarse y,
eventualmente, resolverse a partir de ese marco primario.
Como punto de partida para
construir esa propuesta, se pueden retomar los temas centrales surgidos como
estandarte desde la campaña: lucha frontal y definitiva contra la corrupción;
administración transparente; vínculo estrecho y fortalecimiento de la sociedad;
apoyo a los sectores más vulnerables mediante el combate a la pobreza y a la
desigualdad; corte de tajo a la impunidad.
Se entienden todos ellos es bajo
la garantía de mantener las libertades democráticas y el respeto a los derechos
humanos; libertad de expresión y de organización. Supongo que nadie se opondría
a lo anterior. En todo caso es para la discusión. Sus especificidades
constituirán las políticas y los programas que cada una de las partes
comprometidas deberán ejecutar.
Pueden parecer temas reiterativos y obvios, pero no hay como revisarlos, consensuarlos, suscribirlos y difundirlos para dar certeza a todos los involucrados en hacer posible de manera real, tangible y comprometida el cambio de gobierno; que no solo de gobernantes.
Pueden parecer temas reiterativos y obvios, pero no hay como revisarlos, consensuarlos, suscribirlos y difundirlos para dar certeza a todos los involucrados en hacer posible de manera real, tangible y comprometida el cambio de gobierno; que no solo de gobernantes.
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