Sin admitir amenazas

Grande es la expectativa que se generó en diferentes grupos de la sociedad con el cambio en la situación política del estado. Ofrece la posibilidad de cambiar y mejorar la condición en la que se encuentran. Pero es solo un leve parámetro de referencia para medir la decepción que se puede presentar si tales expectativas no se cumplen e incluso puede suceder desde antes de que avance más el ejercicio de gobierno, si acaso se tiene simplemente la percepción de que no se van a cumplir. No son percepciones directamente proporcionales: el desencanto puede ser muy superior a la ilusión.


Buen gobierno ahora y justicia con el pasado inmediato es el binomio necesario. El gobierno posible se está viendo progresivamente por lo que las acciones de justicia adquieren al momento mayor relevancia. La renuncia y reemplazo del Fiscal General del Estado identificado como muro de contención en el paquete de impunidad que dejó la administración anterior desfoga un poco la presión.

Se debe advertir que se tensará la resistencia y el golpeteo de quienes tratan de frenar el ajuste de cuentas y el cambio en general. Los voceros priistas se defienden escudándose en el discurso mañoso de exigir que las investigaciones no se politicen. Que no sea el revanchismo sino la justicia imparcial la que impere. Literalmente el burro hablando de orejas. Más en corto, los priistas y aliados advierten amenazantes que el sistema político es un circuito cerrado que gira sobre un mismo eje para todos, una rueda de la fortuna y que “con la vara que midas...”

No se le puede dar crédito ni entrada a esas advertencias y amenazas. Mucho menos permitir que funcionen como disuasivo determinante que vulnere a quienes toman las decisiones. Si ello sucede, la sociedad se queda sin referentes para ratificar su confianza en el marco institucional y democrático, provocando desilusión, alejamiento de la vida pública y en algunos casos ruptura radical con el orden legal por cualquier vía. Es lo que los detractores estarían buscando.

Si se dejan avanzar sus acciones premeditadas destinadas a descarrilar la experiencia de hacer un gobierno diferente y mejor, sin establecer un eje rector que deje claro quien está dentro y quien fuera de los parámetros mayoritariamente acordados, lo que llaman "el bono" de buena expectativa, credibilidad y confianza se puede perder. 

Algo así como un "vale" al apoyo ciudadano que en cualquier momento podrá ser retirado.

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