Revolución en silencio

El fenómeno del envejecimiento progresivo de las sociedades modernas es más que un simple dato estadístico. El impacto económico, social y cultural de la “revolución silenciosa” se va haciendo patente poco a poco.


A nivel internacional, los países integrados en torno a la ONU le han venido dando seguimiento con una cierta preocupación, desde principios de este nuevo siglo. Lo más significativo hasta ahora es que en 2002 se llevó a cabo en España la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento de la cual emanaron tanto un Informe como la respectiva Declaración Política y Plan de Acción; interesantes documentos de consulta obligada para entender y contextualizar este proceso mundial.

A partir de entonces, el acompañamiento del tema se ha mantenido, en los órdenes regionales y nacionales, a pesar de que el envejecimiento del mundo sigue sin hacerse visible a los ojos del grueso de la población y de las políticas públicas prioritarias de muchos de los gobiernos. Apenas en noviembre pasado se llevó a cabo en la Ciudad de México (organizado por el Instituto Nacional de las Personas Adultos Mayores – INAPAM) el “Encuentro México y el Mundo, Envejecimiento y Vejez”, haciendo eco de la necesidad de analizar y atender este acelerado proceso demográfico.


Y es que según datos del documento del Instituto Nacional de Geriatría, “Hechos y desafíos para un envejecimiento saludable en México”, nuestro país ya rebasó las expectativas que el mundo se había imaginado para el año 2030 o más adelante: el 2016 cerró con que nuestra población de 60 años en adelante ya es más numerosa que la población menor de cinco años. Para 2050 el número de personas mayores superará al grupo de jóvenes con edades hasta 15 años. Un verdadero vuelco poblacional que debe verse a tiempo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sobre el dinosaurio camaleón

México ante la necesidad de un Nuevo Orden Mundial

No hubo “corcholatas”