El fontanero Fox y sus pretensiones como pensionista

Va derecho y no se quita…

Asegura que se va a encargar de que AMLO no llegue a la Presidencia.

Fox se comporta como un payaso pero eso no lo hace necesariamente un estúpido. Payaso es también Brozo el Tenebroso cuya propia carga de críticas y despellejadero de los monos adjuntos al tiene su propio sesgo de preferencias.

Ninguno de los dos es imbécil. Valga la comparación, que a ninguno de los dos le habrá de gustar porque son, por definición, antitéticos pero no ilógicos. El primero al natural y el segundo disfrazado, ambos hacen del lenguaje directo, desafiante y provocador una herramienta que puede ser para informar, cuestionar y advertir, pero también para trazar vereda política.

La de Fox es más que teledirigida. Sabe muy bien lo que dice y no es precisamente para dañarse a sí mismo, aunque se lleve entre las patas a (la mayoría de) los demás.

Los que están en la minoría cómodamente sonríen con su verborrea, simulando sonrojo por pena ajena. Colegas azules y aparentes contendientes verdes, rojos y amarillos festejan en lo bajito su ausencia de civilidad. La declaración de guerra, que parece apuesta personal, no lo es. Alguien tiene que hacer por todos el trabajo más colorido. El sucio se dice. Altisonante y apestoso.

Bufón se le podrá decir, en todo caso, porque está al servicio de una causa que no es solamente suya, aunque no cobre por ello. No directamente. Entre otras cosas, tiene encima la amenaza de que le quitarán su pensión expresidencial, pero no será eso lo único que lo motiva. Cualquier cosa menos estúpido, insisto.

AMLO es el desafío al ignominioso pacto de impunidad que sigue vigente, aunque él mismo no pueda (porque no puede, no sabe cómo) despejar la incógnita de si sería peor o mejor. Sienten los impunes, tan apoltronados en un atascadero descontrolado bajo su control, que se los chupa la bruja si les gana la grande. Otra cosa será lo que venga pero, por lo pronto, a ellos se les movería el piso.

Fox está ya, desde ahora, ahí, puesto y dispuesto para impedirlo. Lo dice en voz grave y para que se escuche.

Quede claro que no estará solo en el intento. A pesar de las apariencias. Nomás falta que haya algún adelantado que ordene o haga su propio intento, en su nombre, el de Fox, sin que tenga que consultarlo.

O, quién sabe…

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