Somos autodestructivos: la estupidez como paradigma

El progreso coincide ya con la regresión” escribía Umberto Eco en uno de sus claridosos artículos periodísticos en 2011.

El gran bum de la modernidad, consolidado desde la postguerra mundial, ha estado basado en el uso y procesamiento de los combustibles fósiles. Ahora, con ciertos toques apocalípticos, andamos, como especie, muy apurados en tratar de convencernos del daño paralelo que ha causado y en pregonar la necesidad de corregir con urgencia, para sobrevivir, los males que nosotros mismos nos hemos provocado con su derroche intenso y descontrolado.

De acuerdo con estudios y previsiones de astrónomos y astrofísicos la Tierra será inhabitable para la vida, como la conocemos ahora, dentro de decenas de millones de años debido al proceso expansivo del universo y el acercamiento del Sol, pero todo indica que nosotros mismos le estamos acelerando esa calentada global con acciones nada naturales (Hawking lo prevé para la mitad del milenio).

No es, pues, que para sobrellevar la vida en el planeta tengamos que hacer algún acto heroico o histórico para torcer o detener las fuerzas inconmensurables de la naturaleza o de la fatalidad. Nos tenemos que enmendar la plana solitos si queremos seguir pisando tierra firme.

¿Cómo se le llama a eso?



Fernando Savater llegó a sugerir que estas cosas que nos pasan a los humanos de terminar por hacernos daño a nosotros mismos son atribuibles al aburrimiento de la gente: “Durante mucho tiempo he creído que la principal explicación de por qué la historia está tan llena de atrocidad y barbarie había que buscarla en el aburrimiento.” Y se explaya en la explicación. Pero, como él mismo apunta, posteriormente cayó en cuenta que era otra la explicación más precisa del hecho: la estupidez humana. Un breve y sustancioso texto de Carlo Cipolla le ayudaría a poner las definiciones, conceptualmente, en ese punto.

Publicadas originalmente en 1988 como parte del libro Allegro ma non troppo (Contrappunti), Las Leyes Fundamentales de la Estupidez Humana de Carlo M. Cipolla se resumen en este puntuario:

Primera: Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo.

Segunda: La probabilidad de que una persona determinada sea una estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona.

Tercera: Una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.

Cuarta: Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como costosísimo error.

Quinta: La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.

Corolario: El estúpido es más peligroso que el malvado.

Vistas las causas así, estamos, dicen algunos, en plena era de la estupidez y por ello nos encaminamos velozmente a la autodestrucción. El siguiente ejercicio audiovisual, elaborado en 2009 para llamar la atención sobre los riesgos autodestructivos que la humanidad corre en el planeta, le pone fecha al cataclismo: 2055.

                

Nada casual, entonces, que el libro póstumo del Umberto Eco en el cual se recopilan buena parte de sus elaboraciones periodísticas se titule precisamente “De la estupidez a la locura”, como descripción de sus pesimistas opiniones sobre la condición humana actual. De ser esa la secuencia de los hechos podríamos estar en riesgo, en medio de la locura, de no alcanzar a corregir el entuerto a tiempo.

¿A tiempo para qué? si de todos modos habrá que desalojar al planeta y hay avances tecnológicos que ya preparan la posibilidad, ya sea hacia satélites artificiales circundantes o hacia otros astros que resulten viables.

¡Qué no te digan que nos iremos a establecer en Marte, porque esta es nuestra casa!, revira Al Gore refiriéndose a la necesidad de rescatar a la Tierra, en el video secuela de la Verdad Incómoda.

                 

El solo hecho de que exista ese debate (y otras decisiones y medidas que se toman desde los gobiernos y las grandes empresas) es muestra clara de la tendencia autodestructiva que nos aqueja y la dura batalla para contrarrestarla.

¿Somos estúpidos por naturaleza?





Comentarios

Entradas populares de este blog

Los Corta Mechas

Venezuela 2024: duelo de estrategias

México ante la necesidad de un Nuevo Orden Mundial