Deja de propagar fantasías y muerte, Rosario


El pueblo de Nicaragua se debate, desde hace un par de meses, en un infierno -muertos de por medio- debido a la insensibilidad de sus autoritarios gobernantes. Otra vez. 

Esta carta de la extraordinaria escritora Gioconda Belli resume el drama y le exige a la Vicepresidenta Rosario Murillo ponerle fin. A ella y a su marido, el primer mandatario Daniel Ortega, alguna vez respetable comandante sandinista y hoy autoproclamado "compañero Presidente". 

Los libertarios exitosos devienen en obscenos libertinos en el uso del mando otorgado por la sociedad, cuando logran romper todas las mediaciones que contengan sus obsesiones de poder. El poder absoluto enferma. Estupidisa.

El Frenre Sandinista de Liberación Nacional fue solución para derrocar al tirano Somoza. Hoy es la calca desfigurada de éste y la caricatura desaseada de sí mismo. La gente pide en las calles, a riesgo de exponer la vida: "que se vayan".


Parece que nuestros pueblos están condenados al ciclo pernicioso del horror. 


Gioconda y el escritor Sergio Ramírez (galardonado hace unos meses con el Premio Cervantes de las letras 2017) son dos de las voces levantadas para hacer la denuncia internacional de los lamentables hechos. Los escuchamos. No están solos.


Son cosas que pasan a nuestros costados y de las que no podemos hace mutis.

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