En busca de la Segunda Vuelta que no quisieron cuando pudieron

No quisieron aprobar la segunda vuelta electoral cuando pudieron y ahora buscan atropelladamente la forma de establecerla por la vía de los hechos, días antes de la única elección que vale, la del 1 de julio. Lo más elaborado, hasta ahora, es un video que circula en las redes llamando a los candidatos presidenciales del PRI y del PAN para que, tres días antes de la elección, quien esté en tercer lugar decline a favor del segundo. Medida desesperada (y tal vez tardía) para tratar de revertir la demoledora tendencia a favor de AMLO. Puras improvisaciones por temer a las previsiones. Especialidad de la casa.

Este domingo, mientras festejábamos el Día del Padre y la futbolera victoria mexicana sobre los teutones, Colombia daba fe de la virtud de la segunda vuelta electoral. Fueron a las urnas para elegir al Presidente de la República con la mayoría absoluta de los votos, de manera institucional, ordenada y legítima. Se enfrentaron los dos punteros de la primera vuelta que no dio mayoría absoluta para ninguno. Derecha versus izquierda. Clarito y sin pudor. Propuestas, alianzas y compromisos políticos puestos sobre la mesa, de frente a la población. No las ridiculeces de acuerdos subrepticios y sin principios que los grupos fácticos de poder urgen desesperados en México para mal cocinar un vergonzante PRIAN que tiene mucho de estar ahí pero que se niega a reconocerse a sí mismo. Dicho en lenguaje dominical: en el pecado llevan la penitencia.

En Colombia ganó Iván Duque, asumido de derechas. Encabezó la primera vuelta y era marcadamente favorito para la segunda. Se confirmaron las tendencias mensurables. La sorpresa hubiese sido que ganara su rival de izquierdas, Gustavo Petro, quien logró duplicar sus votos entre una vuelta y la otra gracias a las alianzas y adhesiones que pudo sumar, sin que fueran suficientes para hacerse de la Presidencia.

Petro ha sido un exitoso alcalde de la capital del país, con un proyecto de gobierno muy ligado a los sectores marginados de la población. Se admite progresista. En la campaña fue objeto de acres e insidiosos señalamientos de populista, ateo, violento, amenaza social, castro-chavista y sospechoso de querer convertir a Colombia en otra Venezuela. ¿Les suena? Mismo patrón de los grupos oligarcas en el barrio latino.

Quien no pudo ejercer el voto en esa elección fue Juan Carlos Osorio. Estaba en Rusia fungiendo como Director Técnico del seleccionado mexicano. El colombiano es otro incomprendido. Desde que llegó dijo que su proyecto era de largo plazo. No se le escucha, sólo se le acribilla con la crítica mordaz porque no se entiende lo que hace. Estamos acostumbrados a otra cosa pero ahí está el primer resultado que cuenta. Ayer mismo dijo, entre el ensordecedor estruendo de las porras, que no hay improvisación: le llevó seis meses estudiar cómo le debía jugar a Alemania. ¿O acaso alguien piensa que fue casual que los muchachos jugaran por nota?

Los dos hechos colombianos -la elección y la estrategia futbolera- vienen a cuento como desmentido para aquellos que piensan que improvisando de última hora (como siempre) pueden conseguir el golpe de suerte que cambie la dinámica que claramente se perfila para el 1 de julio.

Tan políticos improvisados como aficionados improvisados, calzándose la camiseta verde para colgarse sin pudor de un éxito que es de todos pero que no es suyo. “Yo soy como la Selección”. Ridículos.

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