Con la Transformación, sin duda


Ha sido un gran acierto propagandístico utilizar la frase “Cuarta Transformación" y su formula compacta "4T" como banderas para dar identidad a un gobierno que se propone cambiar el régimen político, su basamento económico y la realidad social. 

Se ha enraizado lo suficiente en el imaginario comunicativo de la sociedad mexicana  (y no solamente) para que cualquiera sean las cosas que resulten de este experimento de gobierno habrán de identificarse y recordarse así: los saldos de la (autodenominada dirán algunos) Cuarta Transformación.

Ya debatirán los analistas del futuro si la periodización tuvo sentido y fundamento histórico. Pero eso es otra cosa. El hecho es que el slogan de la 4T es un éxito para la propaganda y para la definición identitaria de un proyecto político hecho gobierno. 

Por eso es la bandera de la 4T la que ondea a toda asta cuando el presidente López Obrados emplaza a toda la sociedad (aunque se dirija a los actores políticos y mediáticos) para definirse a favor o en contra de la transformación. Con la 4T, ¿sí o no?.

En lo personal me gusta más la frase del “Cambio Verdadero” para esta transición puesta en marcha. La asocio con la necesidad que tendríamos los mexicanos de superar un hecho ilusorio que entusiasmó a muchos en el año 2000 y que, más pronto que tarde, los hizo sentir lastimosamente traicionados: la salida del PRI del poder presidencial y su traslado por primera vez a un partido opositor, el PAN. Un fiasco histórico. El cambio abortado. 

De tal suerte que la llegada al poder presidencial de AMLO y por tanto al gobierno nacional, con Morena y sus aliados, debería servir para llevar a cabo, ahora sí, un Cambio Verdadero. Esa es la expectativa.

El proceso de cambio está en marcha y se ha hecho identificar exitosamente como 4T. Muy bien, mientras signifique hacer cosas diferentes para obtener resultados distintos. Para mejorar la circunstancia de vida de las grandes mayorías que hasta ahora se han visto marginadas y relegadas. 

Por eso, ante el emplazamiento presidencial tenemos que estar del lado del cambio. De la transformación. Esta es una disputa a fondo por la nación y por su futuro. O el cambio es, avanza y se consolida o se estanca y retrocede con vuelta a un pasado indeseable. La respuesta no admite dudas ni ambivalencias.

¿Que cuál cambio es el verdadero?

El que seamos capaces de idear, realizar y hacer valer desde la sociedad, desde abajo, dentro de la ruta de la transformación. Solo desde ahí será posible en esta hora del país y del mundo. No desde afuera. No en otro lado.

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