Monreal y Loret: de mensajero a mensajero



Los destinatarios seguramente acusaron recibo del mensaje presidencial con cierta incredulidad. Con “sospechosismo", tal vez. Uno que otro, con sorna. Pero ya está ahí, aunque no esté siendo objeto de escrutinio público todavía. Una bola de humo lanzada por el académico John Ackerman para cuestionar ruidosamente las formas está impidiendo que se atienda el fondo.

El Senador de Morena, Ricardo Monreal, se presentó a entrevista televisada con el periodista Carlos Loret de Mola, crítico puntillosos hacia el gobierno del Presidente López Obrador y su contexto, y el hecho fue la noticia, no lo que ahí se dijo.

Desde luego que hay razones para decir que, en este caso, los mensajeros son, por sí mismos, todo un mensaje. Que un personaje prominente de la 4T, coordinador de los senadores morenistas, le dé carta de legitimidad informativa y periodística a una de las voces reiteradamente defenestradas por la misma es todo un acontecimiento. Y en ello se concentró la opinión pública debido al reclamo airado de un correligionario al senador.

Pero esa es solamente una parte importante del acontecimiento.

Monreal le confió a Loret, frente a las cámaras, que el presidente López Obrador está encaminado a construir un escenario de reconciliación con los sectores económicos y políticos con quienes está muy polarizado, una vez que se termine de asentar su “estilo personal de gobernar”, sobre el cual no va a ceder.

La entrevista es una pieza de antología. 

Te lo digo Carlos para que lo escuchen los sectores empresariales, medios de comunicación, comunidades religiosas y grupos sociales y políticos: en la próxima etapa postCovid (que a como van los plazos del mismo bien podría tratarse de un tiempo postelectoral) el Presidente habrá de proponerse la reconciliación en el país para sumar fuerzas por un proyecto común.

¿Por qué razón se atreve a asegurarlo con esa certeza? Porque, aunque no quiero ser indiscreto, yo sé que el Presidente lo está pensando, debido a la cercanía que tengo con él.

Si juntamos al mensaje con los mensajeros, y en particular con un mensajero-vocero que puede ser creíble para los destinatarios, el mensaje adquiere un alto grado de credibilidad y de valor político. 

Y eso es lo que no parece atender el Dr. Ackerman, con su berrinche personal (y quienes lo sigan en el enojo), al exigir a las huestes morenistas que linchen a Monreal por hablar con y reconocer el trabajo de un indeseable y traicionar a la Cuarta Transformación.

Su desatino es evidente. El mensaje real contenido en esa entrevista procede del hombre de los símbolos: el Presidente. Para confirmar el mensaje (hacia los destinatarios y hacia quien lo quiera entender) al siguiente día de la entrevista AMLO se reunió (en uno más de sus encuentros regulares) con el senador Monreal y difundieron, sin comentarios al respecto, la foto de la ocasión.

Captura de Twitter
¿Desde cuándo alguien habla en nombre del Presidente AMLO, de lo que supuestamente piensa y quiere con relación a sus adversarios, sin su consentimiento, a ese nivel y con un interlocutor como Loret, sin que salga a desmentirlo (mínimo)?

Por ello Monreal no se va a tomar la molestia de pelearse con un colega de causa, Ackerman, que está enojado por una supuesta traición que no existe y que simplemente lo exhibe como alguien, con sus dotes presumidas de intelectual transformador, que no está entendiendo el hilado fino que se teje discretamente desde la cabeza de la causa que dice defender con rabiosa lealtad. 

El tema de fondo a identificar es si los destinatarios toman como bueno el mensaje. Los mensajeros son confiables, especialmente el suyo. ¿Es un mensaje de tregua para después de la elección intermedia de 2021? ¿O simplemente una invitación a que lo esperen en esa otra orilla, mientras les pasa electoralmente por encima y “ahí luego platicamos”? ¿Un engaño con el afán de confundir y dividir sus filas?

Veremos cómo reaccionan.

Es ésta una maniobra sutil e interesante que eventualmente estaría abonando a la distensión en medio del ambiente polarizado que ha generado la aparición de la tal BOA, que quiere deshacerse del Presidente, y la confrontación oficial con buena parte de los medios de comunicación y una parte de los gobernadores de oposición.

Garrotazos y sobaditas. La liga se tensa pero no se rompe. Mientras eso suceda, el tiempo avanza y las medidas gubernamentales se aplican. El juego político se desarrolla en varias pistas simultáneas y aparentemente contradictorias. Como en el circo. 

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