Espacios vacíos de la oposición

Dejar espacios sin ocupar en política es equivalente a desafiar a la ley de la gravedad. Analistas y líderes gustan de recordar con frecuencia esta premisa para explicar acontecimientos o incluso para justificarse a sí mismos.

 

En Quintana Roo, el flanco de oposición al gobierno del estado ha quedado repentinamente vacante, como un boquete, sin que se noten intenciones de ocuparlo por algún actor político o partido de entre quienes les corresponde.

 

Conocedora de la importancia de ocupar los espacios políticos disponibles, la senadora Marybel Villegas, de Morena, se ancló durante varios meses como la opositora explícita y frontal del gobierno del estado y de su titular. Marcó el contraste significante con un discurso reiterado que alcanzó los límites de la confrontación directa y casi personal. Con un tono altisonante parecía sentirse cómoda, políticamente fortalecida y respaldada, aunque apareciera solitaria en esa empresa.

 

Sorpresivamente, en fecha reciente Marybel optó por moverse hacia el extremo opuesto del espectro político local, colocándose en el ya ocupado campo de los aliados virtuales del gobierno del estado. Un movimiento tan extraño como repentino porque el contexto político no se ha modificado. Por el contrario, han incrementado las tensiones del gobierno federal con los gobiernos estatales opositores, principalmente panistas.

 

Justo cuando se hubiera esperado que arreciara el discurso de defensa de la 4T que había caracterizado a la senadora frente al gobierno estatal, sucedió exactamente lo contrario. Un hecho que orilla a las conjeturas de ser una tregua injustificada o la complicidad pactada.

 

Un par de fotografías con las dos figuras más importantes del gobierno estatal y una campaña de recorridos vecinales en Cancún notoriamente diseñados para mermar la credibilidad de la presidente municipal Mara Lezama confirman, como en tantos casos, que las prioridades personales están por encima del proyecto general. Apuesta arriesgada que puede resultar fatal para sus intenciones porque abona al divisionismo entre los referentes locales del lopezobradorismo en un estado gobernado por, esta sí, su oposición.

 

Por lo pronto, el espacio opositor frente al gobierno del estado ha quedado vacante. Nadie lo ocupa de manera consistente. En Morena, partido sobre el que pesa la mayor responsabilidad, no se advierten atisbos de interés. Cosa más extraña aún.

 

En política no hay espacios vacíos. Es tan cierto como que, ante la falta de oposición articulada, el equipo gobernante estatal se mueve con comodidad y con cierto grado de impunidad. Se dan el lujo de promover a sus anchas a funcionarios en pretensión de candidatos utilizando, por lo menos, información privilegiada. Ni quién les diga nada.

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