Morena: barbas a remojar

Armando Tiburcio Robles

Si el bajo índice de participación electoral de este domingo 18 de octubre en los comicios locales de Hidalgo y Coahuila es indicativo de lo que puede suceder el próximo año, se estará presentando un estancamiento de nuestra democracia representativa. Los primeros indicios calculan, en ambos casos, una asistencia de alrededor del 35% de los electores convocados.

En estancamiento lo dejo porque la inhibición provocada por la pandemia del Covid-19 será el principal factor explicativo. Para algunos observadores la inasistencia podría haber sido mayor. En estas circunstancias excepcionales es impreciso concluir, a partir de esa ausencia, que predomina un desencanto ciudadano con la situación política o económica que se está viviendo.

En todo caso, esos niveles del 30 o 35% nos remiten a las conocidas contiendas dirimidas por el voto inducido, esto es, por las mal afamadas “movilizaciones de electores” mediante las llamadas “estructuras”, eufemismos para referir al acarreo de electores y la compra de votos.

 Los resultados iniciales que se anuncian de esta jornada son muy contrastantes con lo sucedido en 2018. Aunque no es el mismo nivel de elección, los números globales sirven de referencia. En esa ocasión Morena barrió con todo lo elegible en ambos estados. Siete distritos electorales federales disputados en cada uno de ellos, los mismos que se adjudicó con amplios márgenes de ventaja. En Coahuila obtuvo Morena alrededor de 500 mil votos contra 300 mil del PRI, mientras que en Hidalgo la diferencia fue de 700 mil contra 200 mil respectivamente y en números redondos.

Ahora se perfila que quién habría arrasado en ambos estados es el PRI. En Coahuila habría dado el zapatazo al adjudicarse los 16 distritos locales mientras que en Hidalgo tendría en su haber los mas importantes de los 84 ayuntamientos en disputa.

Hasta antes del 2018 ambos estados tenían una larga tradición de influencia priísta la cual parecería estar resurgiendo de su letargo. De ser ésta la explicación de los resultados de ahora, se entendería la elección de hace un par de años como la golondrina que no hizo verano y entonces Morena y aliados tendrían que poner las barbas a remojar.

Desde luego que tampoco se habrá de generalizar este par de acontecimientos parciales y relativamente aislados como el preámbulo inevitable para lo que habrá de suceder en todo el país el próximo año. Hay lugares que hace mucho dejaron de ser territorios priístas. Pero sí obligarían a modular el análisis, las previsiones y las pretensiones de la hasta ahora aparente mayoría guinda incontestable.

En estas circunstancias aparece el registro de más partidos adheridos al proyecto presidencial. Ahora serán 6 opciones circundantes a la 4T: Morena, PT y Verde (que podrán coaligarse entre sí) más la obligatoria participación individual de los nuevos Encuentro Solidario, Fuerza Social por México y Redes Sociales Progresistas. Todos dirán que habrán de sumar al lopezobradorismo los diputados federales que obtengan el próximo año. Competirán entre sí. Una dificultad extra. ¿Cómo podrán diferenciarlos los electores que desee apoyar al presidente en la siguiente legislatura federal?

Comentarios

Entradas populares de este blog

México ante la necesidad de un Nuevo Orden Mundial

Sobre el dinosaurio camaleón

No hubo “corcholatas”