Morena debe poner alto a su conflicto


Este domingo la mayoría de los diarios nacionales tuvieron al conflicto interno de Morena como la nota principal de sus primeras planas. Amplia publicidad que no es gratuita: va a costo de la credibilidad ciudadana en el sistema mismo de partidos. Lo que sucede ahora en Morena, el partido más importante en el país, impacta en el conjunto del sistema político electoral. Es, pues, propaganda negativa para el juego de la democracia.

El próximo domingo 18 de octubre habrá elecciones locales en Coahuila e Hidalgo. La expectativa estará puesta no tanto en quién habrá de ganar sino en la disposición del electorado para acudir a las urnas. De por sí hay una gran duda sobre las posibles inhibiciones de participación, debido a la persistencia de la pandemia del Covid-19, situación que puede verse estimulada por la rijosidad extrema que se vive al interior de Morena.

Es el momento de un corte drástico de esa dinámica. Insisto, no se reduce al conflicto interno y ajeno de un partido político, sino de la credibilidad misma en la legítima, pacífica y reglamentada disputa por los cargos públicos. El partido mayoritario está obligado a contribuir para fortalecer esa credibilidad y abonar a la cohesión comunitaria. De lo contrario, se estaría dando un balazo en un pie y no nos conviene confirmarlo.

Bien podrían empezar por parar de tajo la disputa por la presidencia nacional del partido y posponer esa definición hasta después del proceso electoral del próximo año. Ese pleito en este momento ya huele a callejón sin salida y eventualmente a ruptura. Para darle valor al proceso ya realizado se pueden reconocer los resultados incontestables de las encuestas relativas a la Secretaría General que han señalado a la senadora Citlali Hernández como la más reconocida para ocupar el cargo.

Para ello se requiere un gran acuerdo político integrador que le dé cabida a todas las partes, concentrado en la definición de las candidaturas y las estrategias electorales para el próximo año.

La solución está en manos de “los coroneles” morenistas que tienen la gran oportunidad de mostrar al país de qué tamaño están hechos y si es que cuentan con las dotes políticas para construir los acuerdos necesarios, no solamente para la ocupación de los “espacios políticos” sino para dar rumbo y certeza a las transformaciones que están en curso. 

La otra es que sigan como van, hasta que llegue el manotazo de la autoridad suprema. Remedio que va a ser peor que la enfermedad que ahora padecen.

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