Trump nunca se ha ido. Sigue en Su Lucha

Armando Tiburcio Robles


Noticia hubiese sido que a Mr. Trump lo hubiesen condenado por violentar las reglas básicas del juego democrático en ese sistema político, del cual los Estados Unidos se precia de ser el más antiguo del mundo.

En un primer momento la institucionalidad mostró su sólida consistencia para detener y desinflar a una revuelta que tuvo todos los ingredientes de un golpe. Iban por cabezas. Por sangre. Lo dijeron a gritos algunos de los asaltantes al Capitolio. Llegaron tarde. 

Pero ahora la democracia ha mostrado algo que algunos observadores han asegurado a raíz de esos acontecimientos: es demasiado frágil. En cualquier parte. Y diría, atenta contra sí misma en su afán de ser.

Trump no se ha ido.

Mr. Trump, caballero orgulloso de la ultraderecha gringa, ha sido absuelto por segunda vez, en esta ocasión con mas causales, evidentes y publicas, en su contra. Le dan oxígeno, pero no para librar a la pandemia y se vaya a su casa. Le dan vuelo renovado -como lo ha dicho y era previsible- para reactivar Su Lucha con la que se propone hacer de su América otra vez tan grande como la sueñan sus seguidores. Cualquier cosa que eso signifique proviniendo de supremasistas y racistas radicales.

Las banderas de Su Lucha tienen una base social de sustentación, sin duda. Temas que un democracia cuestionada desde adentro y abajo está obligada a atender si no quiere que se le revierta. Pero para hacerlo debería primero poner en firme al estado de derecho sin aceptar transgresiones graves como las que sucedieron alentadas desde el vértice del poder. 

Con esa decisión, mediante la cual hasta los Republicanos están atentando contra sí mismos, se abre una espiral de acontecimientos imprevisibles de confrontación social y polarización sostenida. El gobierno (y habrá que decir que todo el sistema) estará obligado a atender las causas profundas que dan pie a esa polarización social con el resoplido en la nuca de los discursos (y posibles acciones violentas) de los rupturistas. 

Hay antecedentes en la historia.

Hace tres semanas lo dijimos en un video breve que se puede ver a continuación, usando ejemplos que la historia ya nos ha contado. El golpe fallido mal procesado por la institucionalidad democrática y su poder judicial se irá convirtiendo en la evidencia que ahí, entre los norteamericanos, se mantiene una herida abierta que pueden desembocar en acontecimientos mucho peores que los que hemos visto hasta ahora.



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