Esto aún no se acaba. Las reformas que faltan, vienen

Suficientes señales hubo, aunque se minimizaron u omitieron en el análisis, en la narrativa y en la opinión pública. El factor externo, los Estados Unidos en especial, fue determinante para que no avanzara la reforma eléctrica. El presidente la pudo haber conseguido, pero se abstuvo. 

La fuerte presión ejercida por inversionistas y el gobierno norteamericano lo orillaron a abortar el proceso de acuerdos, presiones y torcidas sobre el PRI, que habría de llevar a su aprobación en el Congreso. Ni acuerdo en Hidalgo, ni oferta de cargos públicos, ni desempolve de expedientes. Solo se limitó a lanzar llamados someros a los legisladores para que entraran en rebeldía contra sus dirigentes. Sin mayores consecuencias.

El daño colateral, tal vez no calculado por el presidente, es que toda la oposición se mantuvo cohesionada, sin fracturas. El resultado políticamente insuficiente de la Consulta para la Revocación de Mandato (aunque se diga lo contrario) fue un elemento que envalentonó a la oposición para incrementar su valor político frente al régimen.

Para seguir dominando la agenda y mandar la señal a sus partidarios de que no había derrota alguna (ni en la revocación ni en la reforma eléctrica) el titular del gobierno desató un juego retórico peligroso con los señalamientos de “traidores a la patria” contra los legisladores opositores. Cuando en temas de interés público a alguien se le acusa, desde el poder, de semejante cosa lo que sigue es el paredón o el linchamiento. La frase aquella de “conmigo o contra mí” adquiere una nueva dimensión. Se desatan demonios que se pueden salir de control.

Así, el presidente satisface a las presiones del exterior en cuanto a no modificar las reglas del juego económico basado en la energía y frente a sus partidarios no ha sido ni su culpa y mucho menos una entrega de soberanía, sino responsabilidad de los opositores vendidos, precisamente, frente a los poderes económicos extranjeros. Negocio redondo.

El INE ha ordenado retirar ese tipo de señalamientos y de propaganda acusatoria extrema por insidiosa. El hecho servirá para que el presidente incremente su confrontación con ese organismo, porque contra él va la siguiente jugada. Sin embargo, en breve dirá que les hace caso, a pesar de que lo siguen atacando por ser adversarios no jueces. Lo necesita para el siguiente movimiento.

A partir de todos estos resultados y del aparente cambio de ambiente político contrario a la 4T, hay quienes han supuesto que se debe declarar la muerte anticipada de las otras dos reformas estratégicas que el ejecutivo había anunciado: la electoral y la de la guardia nacional. Se equivocan. 

Seguramente juicioso, el presidente procederá a bajar el volumen de los señalamientos de “traición a la patria” para poder arribar a la siguiente parada: demostrar que no esta derrotado, que sí las puede y que habrán de salir adelante sus siguientes iniciativas de reformas constitucionales. 

Esas sí, porque son temas internos que no admiten injerencias externas. Ni públicas ni privadas, aunque habrá que tomar en cuenta que los Estados Unidos trae desplegada la bandera de promover la democracia en el mundo frente al progresivo avance de las autocracias.

Para que prospere la nueva lanzada, el presidente sigue necesitando los votos legislativos que espera obtener del PRI. En caso de ser, este partido seguramente estará multiplicando los costos de su eventual entrega. Difícilmente aguantarán la presión oficial que antes se contuvo pero que ahora de desplegará sin contemplaciones.

La otra opción tampoco es descartable. Presentar las nuevas iniciativas solamente porque se habían anunciado, a sabiendas -o con la intención- de que también serán rechazadas, llevaría los niveles de polarización a condiciones incontrolables. "Traición sobre traición" se podrá argumentar, "porque los políticos de siempre no quieren perder sus privilegios".

Las exaltaciones que surgirían entonces serían de muy alto calibre. Peligrosas para la paz y la estabilidad. Para la seguridad personal de muchas personas.

El contenido de la iniciativa de reforma electoral en cuanto a desaparecer las diputaciones plurinominales y el financiamiento para los partidos es darle un balazo en la sien al sistema político plural como lo conocemos. ¿Estarán dispuestos los partidos opositores a aceptar semejante suicidio? Es previsible que no.

¿Lo aceptarán algunos legisladores -los suficientes y por las razones que sea- para que la reforma prospere? Esa es la gran duda y donde se habrán de aplicar todas las presiones y las fuerzas.

Veremos, pues, nuevos giros en los próximos días. Que esto todavía no se acaba.

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