Un ejemplo de edadismo… entre viejos.


Este es un buen ejemplo de un pésimo debate. La peor manera de polemizar para desacreditar los argumentos del otro: la edad avanzada.


“El licenciado Muñoz Ledo me conoce muy bien y se atreve a sostener que el gobierno tiene vínculos con el narcotráfico. Es un juicio sin fundamento, temerario. El señor Labastida lo mismo, pero además sin ninguna prueba. 

Y yo creo que es un asunto de nostalgia y, con todo respeto, de la edad

Por eso yo no puedo seguir una vez que se concluya mi periodo. Porque lo peor que puede pasar en política es que haga uno el ridículo y, si uno tiene demasiado apego al poder y se encariña con el poder, pues puede cometer muchos errores. 

Ya se tiene un ciclo y estarse en paz.”

AMLO, Conferencia Mañanera, 3 junio 2022  (Edad: 68 años)



“El presidente @lopezobrador_  me descalifica políticamente por mi edad. ¿En donde quedó su respeto a los adultos mayores? Se afirma en cambio que él padece envejecimiento cerebral. Que pruebe lo contrario.”

Porfirio Muñoz Ledo, Twitter, 5 junio 2022. (Edad: 88 años)



¿Uno más antiguo que el otro y el otro más desgastado cerebralmente que el uno? ¿Y eso qué?

No creo que a estas alturas alguien dude de la lucidez que los dos personajes tienen y de la importancia pública que adquieren sus argumentos. Aunque haya 20 años de diferencia entre ellos. 

El problema es que ambos usan el tema de la edad para descalificar al otro, lo cual termina por desviar la atención de lo que debiera ser realmente importante en la polémica.

La discriminación por edad en todo su esplendor. Practicada por dos viejos. El colmo.

Debieran dar ejemplo de exactamente lo contrario. Pero ni cuenta se dan de lo que hacen. Y no es por demencia senil. Reflejan lo profundamente enraizado que está en nuestra cultura el menosprecio por las personas de edad avanzada.

Desde esa realidad es que hay que dar la batalla por gestionar una longevidad, social e individual, digna y plena.

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