Entre clanes y élites de poder
El presidente AMLO hizo referencia al nepotismo manifiesto en la elección del Comité Ejecutivo Estatal de Morena. Tres parejas sentimentales de presidentes municipales y la hermana de un diputado federal fueron la causa. Si se observa con más detalle, se encontrará que en todo el Consejo Estatal hay otros vínculos de familias políticamente reconocidas. Eventualmente podrán verse en diferentes niveles de los gobiernos.
Lacras de la política del viejo régimen les llamó. Actos que pueden ser legales pero que son inmorales. Respuesta a botepronto. Como suele suceder en casos comprometidos que tienen que ver con su entorno o partido, personalmente se desmarca, pero no pasa a mayores. Recordemos, por ejemplo, la forma como se resolvió la gubernatura de Guerrero que tuvo impacto nacional.
A lo que sigue, porque el presidente también dijo que “son procesos que lleva tiempo resolver” dado que se arraigaron mucho en la cultura política del país. En Quintana Roo de manera particular, por razones históricas. No solamente en el PRI, por cierto, sino también en su oposición. Destacable en el PRD.
Algunas familias quintanarroenses han sido y son núcleos de aglutinamiento de equipos políticos que alcanzaron notoriedad y espacios de poder relevantes en diferentes momentos y niveles. Eso se mantiene. Ahora aparecen en Morena. Unas son más visibles que otras. No es nuevo en el panorama.
Sin embargo, y como era de suponer al tratarse de quien se trata, el comentario presidencial en la mera Mañanera generó una pequeña tormenta mediática local. Suficiente para que algunos supongan que el regaño podría ser causa para anular los nombramientos. Ruidito mediático. Carnita para la grilla insustancial.
Es comprensible también, que las declaraciones fueran tomadas como bandera por aquellos morenistas que se sintieron excluidos en el proceso. El video que alimenta los lamentos. Ligera tormenta en un vaso de agua.
EFECTOS DEL CAMBIO ¿NUEVOS CLANES HACIA LA ÉLITE?
La novedad, en todo caso, está en los nombres. El aporte de esta transformación local es que las familias que se apalancan en posiciones del poder naciente, con el cambio de partido en el gobierno, no son las mismas de siempre. Se mantienen algunas de las anteriores, pero emergen otras y se hacen notar.
Lo que está por verse es si este relevo de familias se circunscribe solamente a los perímetros de la política, como ha sido hasta ahora, o si la radicalidad de la transformación penetra en las esferas de las élites económicas. Si las complementa y/o las transforma.
A lo largo de su historia México ha constituido a sus élites autóctonas con base en el llamado capitalismo entre “cuates” (Crony Capitalism) o Capitalismo del Compadrazgo como lo identifican algunos. Capitales y fortunas nacen, crecen y se desarrollan al amparo y cobijo de los presupuestos y el poder público. Es una de las principales razones que los especialistas identifican como causantes del atraso nacional, en comparación con las posibilidades desechadas de una economía más abierta, competitiva y socialmente más rica. Hasta ahora, no hay indicadores de que esa tendencia vaya a cambiar.
La llamada Cuarta Transformación (que yo digo es la Quinta) tiene frente a sí este escenario por atender. La versión tropicalizada de sus posibles respuestas, es decir la profundidad de la transformación en Quintana Roo, podrá identificarse, entre otras cosas, por la relevancia que adopten o no las nuevas familias con poder. Esa es la importancia de su aparición. Por lo demás, no hay razón para escandalizarse.
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