Surrealismo y absurdo: el pecado original

André Breton


Surrealismo y absurdo son conceptos diferentes de origen.

El surrealismo es un movimiento y una expresión cultural que se propone liberar las más profundas capacidades sensoriales humanas, en sus manifestaciones artísticas, sin la intervención del intelecto, fuera de toda preocupación estética o moral. Se fundamenta en el automatismo psíquico freudiano. Es la creación, mediante la imaginación, sin la razón.  Su origen es literario, pero trasciende para convertirse en una actitud ante la vida, crítica y a la vez constructiva. Una manifestación del pensamiento moderno.

El absurdo se define como lo irracional, disparatado y extravagante. Contrario y opuesto a la razón: dichos y hechos que pueden devenir socialmente rechazables, detestables, violatorios de las leyes, la ética o las costumbres. Desde una perspectiva social puede entenderse como manifestación de atraso.

Sin embargo, -refiere Humbert Schwarzbeck-, el registro colectivo mexicano identifica equivocadamente al surrealismo con las condiciones de atraso, la conflictividad, los absurdos y las excentricidades nacionales. Eso se lo debemos, irónicamente, al propio André Breton padre del surrealismo, quien al toparse personal y directamente, en 1937, con la realidad mexicana mezcló ambos conceptos y los emparentó como sinónimos.
Si la expresión artística surrealista es creación sin intelecto, para efectos de la vida misma la tierra del buen salvaje, inocente, primitivo y naturalmente creativo, era el destino social  deseable, ideal, del surrealismo de Breton. El alma pura de la creación. México había llegado directo, de origen. Europa, retorcida, daba muchas vueltas.
El viejo continente se convulsionaba en el tránsito de una guerra hacia la otra. No habían terminado de matarse y se aprestaban para seguirla. México había salido de sus revoluciones y se reconstruía primitivo y básico, violento y creativo. “El poder de conciliar a la vida con la muerte es sin duda alguna el principal atractivo de México” habría dicho el poeta.
No escatimaba entusiasmo respecto a una realidad que se le antojaba excitante, inclusive antes de conocerla personalmente. En 1930, en el Segundo Manifiesto de los surrealistas escribió: “El acto surrealista más simple consiste en bajar a la calle, revólver en mano, y disparar al azar tanto como se pueda contra la multitud”. Frente al escándalo y las críticas provocadas habría de explicar: “Yo quise referirme tan sólo a la desesperación humana, sin la cual nada podría justificar la creencia en el resplandor que el surrealismo trata de detectar en nuestro propio fondo”.
Más relajado, años después, le confesó a Jean Clarence Lambert: “Pues bien, yo escribí esa frasecita pensando en los guerrilleros mexicanos y en el humor negro que se manifiesta en México por todas partes”.  Era, pues, cronista y apologista del absurdo mexicano que, por razones ideológicas y estéticas, le fascinaba. La justificación y razón adicional de esa fascinación estaba en su admiración por las creaciones artísticas de la época, sobre todo en los artistas plásticos de la postrevolución y por la intensa convulsión política internacional que entonces se acrisolaba en México con la presencia de asilado León Trotsky, con quien habría de vincularse y redactado el Tercer Manifiesto.
Artistas mexicanos a su vez atrasados, creativos, emotivos y violentos. La participación personal y directa de uno de sus más importantes exponentes del momento, el pintor David Alfaro Siqueiros, en el atentado criminal en contra del propio Trotsky confirma su propensión para el absurdo.
André Breton, vio y vivió esta tierra con emoción y, fascinado, soltó la frase: “México es el lugar surrealista por excelencia”.  El señor Bretón no quiso decir lo que dicen que dijo, ...pero lo dijo. Se contagió de México. Cambió el sentido del concepto, no el país. Contaminó su idea primigenia y así redefinió al surrealismo, convirtiéndolo en la descripción nacional de la excentricidad, el absurdo y el atraso.  
Y así seguimos, surrealistas…


Comentarios

Entradas populares de este blog

Sobre el dinosaurio camaleón

México ante la necesidad de un Nuevo Orden Mundial

No hubo “corcholatas”