Otras cachas

Me topo, extraviada, en un canal marginal de la televisión, con una semblanza del español Jorge Semprún. Política y cultural. Sus correligionarios y el contexto. La guerra y el franquismo de por medio. No puedo dejar de pensar en lo que aquello era: una militancia de otras cachas: la clandestinidad con sus pugnas internas, purgas sumarias y ejecuciones igual; la fractura familiar; la carcel; la guerra; los campos de concentración; la sobrevivencia a cuento de inteligencia y suerte. Y en ese mar de aventuras ideologizadas y suicidas, el coraje para darle tiempo a la expresión artística y al bagaje cultural. Una sombra de existencia en la que solamente los sensibles se atrevían, por muy fieras, perros o puercos que fueran.
Otras cachas.
No puedo dejar de pensar en que la era consolidada en el siglo XX, la del mercado universal, también necesito del autoritarismo para reforzar el acomodo de la tendencia individual por la desigualdad. La concentración y el endurecimiento de la nata: la nueva elite capitalista. Burguesa. Después vendría la democracia para enmascararla. Para darle carta de legitimidad y justificarla. La causa real y practica por la que se rasgaron muchas vestiduras y se entregaron vidas de generaciones enteras. El resultado de la pelea de todos los Semprunes. En medio de ese sándwich, la libertades: de contratarse, de vender la fuerza de trabajo, pues; de asociacion; de tránsito; de pensamiento; de expresión; de ser tan yo, el cada quien entre los diferentes. Para luego pasar a la lucha por el reconocimiento y respeto de los derechos, empezando por el de cada cual: el derecho a ser un ser humano. Los derechos humanos. ¿Cuánto de todos estos se cumplen y se respetan? ¿Cuántos siguen siendo las causa de vidas y muertes?
Todo en un marco de profunda, creciente y extendida desigualdad. Mientras mas somos poblando el planeta, más se nota.
Otras cachas. Se cayeron las convicciones sostenidas en los pliegues de lo sermones de todas las montañas. Las nuevas guerrillas endurecen su fuerza para ganar la partida en el tráfico de personas y de estupefacientes. Para enriquecerse y luego negociar la paz (temporal) que permita disfrutar el botín para los comandantes sobrevivientes. Luego vendrán otros. No somos iguales. La batalla eterna entre los diferentes.
Entonces... por las experiencias desmoronadas detrás de los muros caídos, venidas a menos incluso en las librerías y en las academias, ¿el igualitarismo para existir solamente seria impuesto por la fuerza ...con lo cual, por definición, deja de serlo?
Los signos están ahí porque es pregunta. 

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