Morena, sin mérito propio en la elección de Quintana Roo

Si Morena pierde el distrito 2, territorio históricamente obradorista y el único en el que, al ir solo, tenía la posibilidad de demostrar su peso específico real, estará entregando malas cuentas, sin ningún mérito propio en esta contienda.

El litigio está en la mesa y es contra su aliado el Partido Verde cuya candidata, Susana Hurtado, aventaja por un punto porcentual en los conteos oficiales al morenista Ricardo Velazco. Los votos nulos rebasan el 5% lo cual, de entrada, obliga a la revisión de ese proceso. 

A pesar de no ser el único distrito en el que el Verde obtuvo más votos que Morena, la importancia del distrito 2 radica en lo dicho: un tú a tú entre aliados, frente a las urnas, en un territorio electoral del cual Morena se habría sentido propietario. 

En los otros distritos que ventaja el Verde no es tan visible ni de impacto por ir juntos con los mismos candidatos (1, 4, 10 y tal vez el 7) pero en el caso del 2 la derrota política y moral de Morena sería contundente.

Al momento de escribir esta nota, dos días después de la elección, tanto la directiva nacional como la estatal de Morena guardan silencio sobre el diferendo, en aparente complacencia de serles indistinto quien se quede con la curul que, finalmente, sería para un propio o para un aliado en la 4T. 

Por el simbolismo que tiene, de confirmarse los resultados oficiales en el distrito 2 y la actitud pasiva de Morena se podrá obtener, entre varias, la conclusión de que el partido de AMLO en Quintana Roo, bajo el manto de la 4T, solamente ha servido como plataforma para:

1. La consolidación del extraordinario fenómeno político y electoral que ya es Mara Lezama, al grado de que no es exagerado decir que su liderazgo lo necesitó y lo necesita Morena para la estabilidad y para la sobrevivencia electoral (cuando fue Mara quien requirió de Morena para emerger).

2. La expansión del Partido Verde como segunda fuerza electoral en el estado, rumbo a convertirse no en el interlocutor privilegiado sino en el actor partidista primordial en el ejercicio del poder estatal, dada la deriva incierta del morenismo y la caída estrepitosa de los partidos de poder tradicional en la entidad (PRI, PAN, PRD).

Independientemente de los votos obtenidos por una inercia que se mantiene, Morena va a la baja como opción política y de poder en Quintana Roo.

Tiene una leve posibilidad de lavarse la cara rescatando “su” distrito emblemático donde decidió competir solo con aparente comodidad. 

De lo contrario, habrá perdido no solamente capacidad de negociación y peso político, sino el respeto de sus aplicados militantes que con ahínco se la han jugado.

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