Transformación, democrática o no será.
Las tres transformaciones radicales que han sucedido desde que México se constituyó en país independiente se han caracterizado por el predominio de regímenes políticos autoritarios. El déficit, y pendiente a resolver, es la democracia.
Esa es una de las conclusiones obtenidas en el curso de Capacitación para Presidentes Municipales y Diputados Locales que el gobernador electo de Oaxaca, Salomón Jara, ha promovido con la representación local de Morena y a la que he sido invitado a participar como ponente.
Con el impulso a los derechos y libertades individuales de pensamiento, culto, expresión, organización y propiedad, la Segunda Transformación permitió consolidar el perfil del estado nacional y puso a México en la ruta del ingreso al capitalismo. Los regímenes liberales iniciados con Juárez y sus Leyes de Reforma asientan su visión de país en la Constitución de 1857 y se habrían de consolidar a lo largo del porfiriato. Sería aquella una modernidad liberal autoritaria.
La Cuarta Transformación no es un hecho consumado. Necesaria y justificada, es apenas una expectativa de superación de las etapas anteriores y cuyo destino depende de lo que se haga o se deje de hacer por los protagonistas de ahora. Los protagonistas del cambio. La transición se ha iniciado y debe definir con mucha claridad los perfiles que la habrán de caracterizar.
Uno de ellos es el de la democracia, factura histórica pendiente para la sociedad mexicana. El debate está abierto para darle sentido y contenido. Pero deberá ser. De otra manera, no habrá transformación significativa, profunda, diferente a las anteriores.
Comentarios