Discreta
Soñé contigo por vez primera. Fue entonces que supe con verdad lo que me provocas. Me gustas, es cierto, mis ojos no lo niegan. Pero tampoco lo hace el oído: me gusta verte y escucharte. A veces te oigo con placer sin saber de tu imagen. A veces te veo en pleno contorno de la sonrisa, muda y deslumbrante. Cuando ambas cosas se juntan tiras la muralla. Me gusta lo que haces, lo que proyectas; lo que quieres que se vea. Dejas ver la ilustración que en la mente vas trazando de ti misma. Me gusta que te atrevas: te sabes inteligente y lo avientas directa; te sabes bella y coqueteas con el mundo para que quiera con ella. Me gustas sencilla. Demasiado básica a veces. Con lo mínimo que se necesita, con lo fundamental, para querer ser y estar. Me gustas sin miedo a creer en lo que crees y a exigir respeto por lo que no crees. Me gustas dejando de creer en cosas que creías y abriéndote a lo que no sabias. Me gustas, mujer. Me llenas el alma. Me alteras y me tranquilizas. ...