La realidad anda más veloz que nosotros. La imaginación se atrasa, se corrompe, se repliega ante el absurdo . Predomina la autocomplacencia , nos gobiernan con la soberbia como principio de autoridad, se impone la verdad de la violencia y se usa la simulación como coartada. Nos pretenden infundir el mito, los rituales, la superstición y el misticismo para la explicación, la justificación y la resignación frente a los abusos, la impunidad, la tragedia nacional y el drama económico y social. En nuestro mundo al revés, cualquier semejanza de los hechos con la imaginación no es mera coincidencia. Contrariamente, el otro mundo real, el avanzado, acelera y actualiza la preparación del recurso humano, la educación, la inteligencia, la creación, la comunicación, la ciencia y hasta renueva sus creencias. Injustificada y pretenciosamente autosuficientes hacemos todo para no alcanzarlos. Para no llegar. Actuamos en base a una curiosa y espantosa pre...